miércoles, 24 de noviembre de 2010

El corazón roto (2a PARTE)



Entró con la rana cautelosamente. Era gigantesco, con largas escaleras que subían desde una punta a la otra de la infinidad de pisos que había. Siguió recto, y se encontró en medio de la sala más grande de todo el castillo. Al fondo, podía observar el brujo de pie con el dragón a un lado y su amada al otro, dentro de una jaula. 


Empezó a correr hacia ella, pero se precipitó. El brujo levantó la vara y la hizo parar en medio del pasillo.
-Hola Erin, por fin has venido. Llevaba mucho tiempo esperándote. Seré claro y te propondré un trato, yo liberaré a Nina si tú te casas conmigo.
- ¡No!- Gritó Nina llorando.


- ¡Calla! - Gritó el brujo-. Qué, Erin, ¿aceptas?
Erin no sabía qué hacer, estaba muy confundida. De repente comenzó a correr hacia la jaula de Nina, pero el brujo las separó. Erin no estaba dispuesta a aceptar ese trato, ya que sabía que no podía ser la única solución. Se hizo un
silencio, y de golpe, entró en el castillo el lobo saltando por la ventana, y atacó por sorpresa al brujo, mientras la rana le ayudaba. 


Él le dijo a Erin que leyera en voz alta lo que estaba escrito en el corazón. Ella, rápidamente, lo sacó de su bolsillo, y echándose por encima la capa para que el dragón no la encontrara, leyó:
con estas palabras se conseguirá la paz a todos los corazones.


De repente todo el mundo se detuvo. El lobo se volvió a transformar en un niño, y sorprendentemente, la rana en una mujer, ya que era su madre. El brujo se desmayó, y el dragón se fue volando. 


La jaula desapareció, y Nina y Erin se fundieron en un eterno beso. Eran tan felices, estaban tan enamoradas ...      


El brujo recuperó el conocimiento, pero toda la maldad había desaparecido de su corazón. Les pidió perdón y decidió irse a vivir al bosque con el resto de animales.
Al regresar a casa, Erin abrazó fuertemente a su hermana, ya que hacía mucho tiempo que no la veía. Le presentó a Nina, a su hermano y a su madre. Todos estuvieron horas charlando, contando todas sus aventuras.                                                                       Al cabo del tiempo, Erin y Nina se casaron y formaron una maravillosa familia junto con su hijo, Carlos.
Y así vivieron felizmente para siempre.


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